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Lobatos a la salida en el albergue en La Vecilla |
Una foto de grupo y todo listo para emprender el camino desde el albergue en La Vecilla.
El camino comenzó, todos en fila por una pequeña carretera secundaria ascendimos lentamente hasta La Mata, el pueblo más próximo al albergue y origen del camino hacia nuestro destino. Vimos diferentes flores y caballos así como el un pequeño tren.
Lobatos con huella de corzo |
Lobatos en la pequeña laguna |
Se podían observar las montañas nevadas a lo lejos.
A lo largo de la travesía encontramos un pequeño lago lleno de algas, la competición por ver quién hacía "las ranas" de más saltos con las piedras nos entretuvo un rato pero nos dio fuerzas para seguir llenos de ilusión.
Sin embargo la verdadera ilusión afloró cuando descubrimos que a medida que ascendíamos iban apareciendo cada vez más neveros, una pequeña guerra de bolas estaba asegurada.
Lobatos a través del camino cada vez más estrecho |
Lobatos en los neveros |
De pronto, el camino se despejaba y nos regalaba una visión espectacular premonitoria de lo que posteriormente vislumbraríamos en la cima.
Había rocas de muchos colores, los lobatos encontramos piedras azules, rojas, rosas, con purpurina blanca, negras... al tiempo eramos geólogos, como biólogos, como exploradores.
Hicimos una pequeña parada para descansar al lado de una pequeña cascada, cual fue nuestra sorpresa cuando comprobamos que la ruta proseguía remontando ese pequeño curso de agua, gracias a nuestras botas, no nos mojamos los pies, pero tuvimos que poner todos nuestros sentidos para ir andando de roca en roca.
Por fin el camino dejaba atrás los árboles y las escobas, y ya solo había hierba, rocas y flores lo que nos permitía ver la cima a la que queríamos llegar, con la emoción de tocar la nieve y hacer cumbre, aceleramos el paso y en menos de diez minutos habíamos coronado.
Llegados a la cima descubrimos como las montañas nevadas a nuestro alrededor nos hacían sentir pequeños, el paraje era maravilloso, la vista espectacular.
Lobatos subiendo por el curso de agua |
En el collado comimos, descubrimos una trinchera que usaban los maquis tras la Guerra Civil, jugamos con la nieve, hicimos un muñeco, un concurso de puntería con bolas.
Tras el merecido descanso, nos pusimos en marcha de regreso al albergue.
Lobatos en la cima de la ruta |
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La manada Kimwaka en la cima del collado |